Soñaste toda la vida con mantener un peso saludable, ni te habías planteado que esto se fuera a convertir en un problema.
Pero ahora que estás intentándolo sin éxito, estás descubriendo algo en ti que no esperabas. Has pensado incluso que ya no te conoces a ti misma, estás defraudada con tu cuerpo porque sientes que no te responde. Tú no puedes estar fallándote a ti misma, sientes además que estás fallando como pareja, hija, amiga o como mujer. No te mereces tener esa sensación. Además, cuanto más lejos te sientes de conseguir ese peso ideal saludable, más cerca quieres estar de reconocer la imagen que ves en el espejo. La de ahora, no te representa.
Comentar en voz alta esas reflexiones a tu entorno se está convirtiendo en una pesadilla. Cada vez que te preguntan o te hacen un comentario no pedido sobre tu aspecto, duele como si te clavasen un puñal sin tú poder defenderte de ello. Te cuesta incluso ver fotos de cuando eras jovencita, te cuesta felicitar a tus amigas que consiguen mantenerse en forma, y te sientes mal por sentirte así.
Estás ya en un círculo vicioso en el que tú misma sabes, que algo no estás haciendo bien, algo tiene que cambiar en ti para que todo cambie, sabes que algo más puedes hacer y a parte de no perder la esperanza quieres explorar todas las opciones posibles para lograr ese peso ideal con el que identificarte